La boda de Javier y Elena en el Palacio de Valdesoto
Desde los preparativos ya se respiraba que este iba a ser un día especial. Javier y Elena se vistieron en el propio Palacio de Valdesoto, y eso, para los fotógrafos, es una maravilla: tener a los dos tan cerquita nos permite contar la historia de forma mucho más completa (y sin carreras por la carretera, que también se agradece).
Había nervios, sí. De esos que se sienten en el aire. Pero también muchísimo cariño alrededor, familia y amigos volcados desde el primer minuto. La ceremonia fue religiosa, en la preciosa capilla del Rey Casto de Oviedo, con llegada en coche clásico y una Elena que dejó a todos con la boca abierta.
Porque en medio de todo ese ambiente elegante, romántico, cuidado hasta el mínimo detalle… aparece ella, con su vestido de Jordi Dalmau y un escote de infarto. Y me encantó. Porque fue como una chispa de rebeldía en medio de la delicadeza, un golpe de personalidad que decía: “aquí estoy yo”. Jordi Dalmau no defrauda nunca, pero este diseño fue una pasada. Elena estaba espectacular, y verlo en movimiento durante la sesión fue un gustazo.
El look se completaba con los zapatos de Flordeasoka, peinada y maquillada por Suárez, que una vez más lo clavaron. Javier también iba elegantísimo, con su traje de Old Jeffrey, y esa sonrisa suya que no se le borró en todo el día.
El entorno del Palacio de Valdesoto es ya una fantasía, pero es que además el tiempo acompañó, la gente estaba feliz, y el equipo de profesionales fue de diez. La decoración floral de Trisquel fue todo un acierto, y el cóctel y banquete estuvieron a la altura gracias al catering del Real Balneario, que siempre pone el listón muy alto.
Y qué decir del salón del palacio… Para mí, uno de los más bonitos en los que he trabajado. Es elegante, cálido y con una luz que lo hace todo fácil. Vamos, que si me preguntan si volvería a fotografiar allí, la respuesta es un rotundo sí.
La fiesta fue una locura —en el mejor sentido— gracias a Dj Javibodas, que supo leer a los invitados desde la primera canción. Bailes, saltos, desfase total… me dio hasta pena recoger y marcharme.
¿Y si te has quedado con ganas de más? Pues la historia no terminó aquí… porque aún nos quedaba la postboda, y puedes verla haciendo clic [aquí]. ¡No te la pierdas!