Marta & David — Una boda entre Asturias y Galicia con vistas a los Picos de Europa
Marta y David son dulzura y ternura a partes iguales. Ella, asturiana de Ribadesella; él, gallego con una manera de querer que se nota en cada gesto. Desde el principio supe que iba a ser una boda bonita, pero lo fue aún más de lo que imaginaba. De esas que se te quedan pegadas.
Empezamos la mañana en la casa familiar de Marta en Ribadesella, donde se preparó rodeada de su gente. Un lugar con historia, con emoción, y con una familia que me acogió como si fuera una más. Y eso, creedme, se nota muchísimo después. Hay otra confianza, todo fluye mejor, y las fotos salen solas.
Marta iba guapísima, con un vestido de manga larga de Rosa Clará que era la definición de “sencillo pero espectacular”. La espalda, el tejido, la caída… todo perfecto. Y ese toque burdeos en los zapatos de Flor de Asoka, en el ramo silvestre y pequeñito, y hasta en las uñas, le daban personalidad sin perder la elegancia. El maquillaje fue cosa de Salitre Belleza y Bienestar, y el peinado, un semirecogido precioso hecho por Sandra Peluquería en Arriondas. Un look muy ella: sencillo, cómodo y con estilo.
La ceremonia fue en la iglesia de San Esteban de Leces, que no conocía y me pareció preciosa. El entorno es espectacular y la ceremonia… ¡de llorar! Literal. Hasta el sobrino del novio, que llevaba los anillos, no pudo evitar emocionarse. Y es que fue uno de esos días en los que el cariño se respiraba desde el minuto uno.
Después nos fuimos al Palacio de Luces, que ya sabéis que me tiene enamorada. Las vistas, los jardines, los rincones, el trato del equipo (¡siempre nos tratan genial!)… todo allí suma. Ojalá repetir pronto, porque siempre es un gusto trabajar en ese lugar. El banquete fue emocionante, con discursos, abrazos, regalos… y la fiesta empezó fuerte desde el primer minuto. Los capitanes de mesa lo dieron todo repartiendo chupitos, y cuando arrancó el baile con Saimon Events, ya no había quien bajara el ritmo.
Ah, y momentazo final: Marta se cambió de vestido para la fiesta, apostando por un look más cómodo y con rollo. Me encanta cuando las novias hacen esto porque me da juego para otro tipo de fotos, con más movimiento, más naturales, más locura del final del día.
En resumen: una boda muy especial con una pareja encantadora y una energía preciosa. Gracias Marta y David por dejarme vivir vuestro día desde tan cerquita.