Postboda en el corazón de Asturias rodeados de naturaleza. Volver a ver a Ángel y Tania tras su boda en el Palacio Conde de Toreno fue como quedar con dos amigos, con la suerte de que esta vez traían un invitado peludo.

Postboda entre ruinas y bosque asturiano

Lo suyo fue una de esas postbodas que se disfrutan de principio a fin. Asturias nos regaló un entorno de cuento: un palacio abandonado, rodeado de árboles y silencio. Un lugar con historia, de esos que parecen salidos de una película. Y en medio de todo eso, Ángel, Tania, y su acompañante de cuatro patas.

Conecté mucho con ellos desde el principio, y esta sesión no hizo más que reforzar esa sensación. Compartimos el gusto por los viajes (¡cuántas historias nos contamos!) y ese amor por los animales que te dice mucho de cómo son. Me encanta cuando en estas sesiones también hay hueco para alguno de sus “peques”, y esta vez… fue un acierto total.

Tania volvió a sacar su vestido de Bridal Gallery Oviedo y, por supuesto, esa capa tan brutal que ya me había enamorado en la boda. Pero esta vez fue diferente: melena suelta, corte bob, cero recogidos. Y lo digo bien alto: ¡vivan las novias con el pelo suelto! Le daba un aire moderno, relajado, y súper elegante. Lo natural, cuando se hace bien, siempre funciona.

Ángel, como siempre, a su lado con ese estilo tranquilo que le caracteriza. Juntos, fluyendo sin esfuerzo. Sin prisas, sin presión, sin más poses que las que surgen de verdad. Que al final eso es lo que me gusta de estas sesiones: poder captar su energía sin filtros, en entornos que les representan. La naturaleza, el bosque, la montaña asturiana… todo hablaba de ellos.

Una postboda que no fue solo una sesión de fotos, sino una tarde genial con dos personas que ya sentía cercanas. Y en la que, otra vez, el vestido y la capa lo petaron

 


¿No viste su boda en el Palacio Conde de Toreno? Pues puedes hacerlo [aquí].

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