Postboda en las montañas de Asturias
No todo postboda tiene que terminar en la playa. A veces, lo mejor es elegir el lugar que más nos gusta, donde estamos cómodos, y que nos permite respirar y volver a vivir, sin prisas, todo lo bonito que nos dejó la boda. Y eso fue exactamente lo que hicimos con Laura y Carlos: escaparnos a las montañas de Asturias en un día espectacular de sol, con paisajes que quitaban el hipo y el corazón todavía lleno de fiesta.
Estas sesiones son de mis favoritas. Poder exprimir al máximo los vestidos, los complementos, los gestos… y sobre todo, tener por fin a la pareja sin horarios ni carreras, relajados, riendo, siendo ellos. Porque ahí los besos salen solos, sin avisar, sin presión. Son más de verdad.
Estaba feliz de volver a tener delante de mi cámara el vestido de flecos de Laura, que ya en el baile me había regalado momentos mágicos. Verlo moverse otra vez, esta vez entre montañas y luz dorada, fue un regalo total.
Y además, no estuvimos solos. Los padres de Laura vinieron con nosotros a echar una mano y a compartir el día, y fue un detalle precioso tenerles ahí, siempre con una sonrisa y con la misma complicidad que se respiró en la boda.
Gracias por seguir confiando, por alargar la historia y por regalarme otro ratito de vosotros. Estas cosas no se olvidan.